Amor debería escribirse con h, con un silencio antes de un ósculo, oscuro desafío de una espada candente penetrando un cuerpo ensangrentado.
Amor con h, donde te dejes seducir por una palabra inquieta y un salto de pestañas, relamiendo quizás una estrella dulce que se quedo jugando entre tus labios. Confitura la mordida de un rasgado grito en la delirante, vehemente y frenética oscuridad que la materia por azar poso en tu masa, en tus átomos y en tus ojos.
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