El texto no es mío...... pero.... <3
Noche oscura, gris, cielos cubiertos, nublados, al final de ellos, un pequeño resplandor me indica el lugar de la luna, la cual vaga menguante.
Dos estrellas brillantes vislumbran mi cuaderno pequeño, insignificante pero que contiene algo más valioso que el propio dinero o incluso la vida, contiene mis recuerdos, todo por lo que he luchado día tras día, en cada instante, en cada segundo, cada duda, cada alegría, cada tristeza y que hace dos míseras horas se lo ha llevado por delante…
Es complicado escribir después de tanto tiempo, la última vez que cogí este cuaderno viejo y pequeño tenía 22 años, ¿demasiado tiempo, no?, puede, pero a lo largo de mi vida este cuaderno ha sido mi único apoyo, aquí podía ser yo misma, podía expresar todo sin temer a lo que pensara la gente de mi alrededor, he podido imaginarme como habría sido mi vida, mis ilusiones se basan en eso, en simple papel, hoy después de casi 40 años me he dignado a escribir, me siento triste, perdida, sola, a pesar de llevar casi los mismos años al lado de un hombre al que siempre he amado con locura, estoy vacía por dentro, no siento nada, creo que si me pinchara apenas sangraría, hace menos de dos horas mi corazón se ha parado por varios segundos, ha parado de latir, sentí una presión en el cuerpo que me impedía respirar, la noticia, una noticia que no esperaba ha llegado a mi manos y ahora sé que después de tanto tiempo que hice lo correcto, he sentido que mi elección fue la correcta hace 30 años atrás, ahora me cuesta algo más escribir, el paso de los años pasa factura incluso para mí, mi corazón ha vuelto a latir, he buscado desesperadamente mi cuaderno, necesitaba verlo, necesitaba leer lo que muchos años atrás había ocurrido en mi vida, aunque en ese instante están presentes en mí como si hubiera ocurrido hace apenas unas horas.
Busco y rebusco en mi fondo de armario, no logro encontrarla, necesito verla, necesito ver el primer regalo que me hizo, necesito recordar cada palabra, cada gesto, cada imagen suya a mi lado, pero no puedo…mis manos no encuentran nada, mi cabeza vaga vacía por un universo sin fin, de repente, la punta de mi dedo índice logra rozar algo que me resulta familiar-¡Está ahí!-¡La he encontrado!, con cuidado la saco de una bolsa con la que la protegía, al quitársela miles de partículas se espolvorean a mi alrededor, demasiado tiempo guardada-pensé, la pongo en mi regazo, cierro los ojos y dejo que mi imaginación fluya, lo veo a él, con sus vaqueros oscuros, su sonrisa que tanto me encandilaba, su camiseta roja y su sudadera enganchada con uno de sus dedos colgando de su espalda, de repente me giro lo veo a él y me llama Cenicienta…-¡Dios!, había deseado tanta veces esa escena, ese momento, ese preciso instante, que no logro salir de mi asombro, tras él porta algo envuelto, lo abro desesperadamente, y ahí, mi corazón se paró, recuerdo que abrí demasiado los ojos, era UNA BOLA DEL MUNDO, lo que siempre había deseado, la persona a la que mas amaba me había hecho soñar por una noche, vuelvo a abrir los ojos, poso mi dedo sobre la bola y la hago girar, quiero recordar aquel momento, aquella escena que me hizo vivir uno de los mejores momentos de mi vida, de repente la bola se para, se ha parado, con miedo me giro para ver el lugar que ha señalado-¡No puede ser!-¡No es verdad!-¡MADAGASCAR!-¡Es imposible!-me reniego a mí misma, 40 años después el lugar donde viajaría con mi amado, es el mismo-¡Sería el destino!
Tengo miedo, suelto la bola, me siento en mi cama, me recuesto, abrazó la almohada y cierro de nuevo los ojos, esta vez, no es él, el de mis imágenes-¿qué hago?-¡No es posible!-¡Quiero verle a él, pero no puedo!-¡Quiero que vuelva a mí, a mis pensamientos, a mi vida!
En ese instante rompo a llorar, demasiado tiempo contenida-¿Tal vez?-No puedo más, vuelvo a suspirar, esto me viene grande, en ese instante escucho un ruido peculiar, algo empieza a caer sobre el tejado del patio, hace un ruido algo especial, corro hacia la cocina, me asomo por la ventana y -¡Llueve!-¿es una señal?-No lo creo, no es cierto-¡Está lloviendo!-abro la puerta principal y salgo a aquel patio, me pongo bajo la lluvia, todo el agua cae sobre mi, mi respiración vuelve a ser pausada, me relajo, cierro de nuevo los ojos, recuerdo aquel día como si hubiera sido ayer mismo, -¡Parece que va a llover!-¡Nuestra frase!-significaba que me quería, vuelvo a abrir los ojos, miro hacía el cielo, miles de pequeñas gotas invaden mis cristales, apenas puedo ver, a lo lejos, puedo vislumbrar una luz, rompo de nuevo a llorar, grito varias veces -¡No!-¡Vuelve!-¡No te vayas!
El dolor cada vez es más fuerte, se ha ido, se ha marchado para siempre, de repente siento como una mano me agarra por el brazo y me pone en pie, me giro, quiero que sea él, quiero que sea él,-me repito, pero mi rostro empalidece y entristece al ver quien era, me llama -¡Mamá!-¡Es mi hija Sonia! Gracias a ella me recuesto sobre mi cama, me regaña y me dice que tengo que descansar…-¿Descansar?-¡Es imposible!-Me da un pastilla, me relajo de nuevo y cierro los ojos, ahora vago por un universo diferente, veo a mis padres, la comisaria, en fin a todos, al final de ese túnel oscuro, vislumbro de nuevo una luz que me lleva a un lugar remoto, pero en este caso no estoy con él, el que está a mi lado, no es él, -¡Es Aitor!-recuerdo como me conquisto con su sonrisa y sus detalles tan especiales, pero nunca lo supe amar como él lo merecía-¿qué ocurre?-retumba en mi cabeza-Veo a Aitor, pero en mi cabeza solo retumba un solo nombre, el de él, solo el de él.
De repente abro los ojos, me siento en la cama sobresaltada, cojo rápidamente mi cuaderno olvidado y busco desesperadamente la página 15…en la esquina superior de la hoja puedo ver una fecha…”26 de Junio de 2007” es el día de mi 18 cumpleaños, entre esas páginas encuentro un billete de avión, bastante arrugado, logro abrirlo, pero apenas se leen las letras, han sido 42 años los que han pasado, es normal, a pesar de que no se pueda ver, puedo fijarme en unas pequeñas letras…en uno de los márgenes de aquel pasaje de avión, pone Sara Miranda, destino Madagascar, aún consigo recordarlo, puedo recordar, la pelea con mi padres, la bofetada de él…-¡cómo le echo de menos! Pero lo que más recuerdo fue mi llegada al aeropuerto, como me abalancé sobre él, como fui feliz en un instante, pero que se esfumó varios minutos después cogiendo ese avión sola a Madagascar, le maldecía y me maldecía, una y otra vez, no quería verlo, no quería saber nada él, me había hecho demasiado daño pero le amaba, eso era inevitable.
He abierto de nuevo los ojos, están llenos de lágrimas, cada suspiro, cada imagen me recuerda a él, su olor sigue impregnado en las sábanas, no puedo dormir, me levanto de mi cama, y comienzo a pasearme por la habitación, un escalofrío recorre mi cuerpo, las manos comienzan a temblarme, mi corazón se acelera-¡Tengo que respirar!-me digo a mí misma, abro de nuevo la ventana, necesito sentir el aire que golpee mi cara, vuelvo a mirar hacia el cielo, continúa lloviendo, sigue lloviendo…¿Será una señal?
Salgo de mi dormitorio y recorro el pasillo hacia el salón, allí no hay nadie, pensé que podría estar mi hija, me dirijo hacia el cuarto del fondo, hace unos años fue el de Sonia, pero ahora se ha convertido en el de los cachivaches, me adentro allí con sumo cuidado, hay demasiadas cosas y pueden caerse, enciendo una leve luz y me siento en una mecedora antigua que guardaba de mi madre, cojo una caja que creía perdida y rebusco algún recuerdo que me haga volver atrás, hace unos 30 años…o incluso…40 años, que me haga sonreír de nuevo.
Al final de aquella caja encuentro una pequeña caja casi deshecha, dentro de ella, puedo hallar una cinta de color rojo, la cojo, comienzo a rozarla y mi cuerpo comienza a estremecerse, abro la caja con cuidado y no encuentro nada solo una nota…”Cara, sale bien”, me recuesto sobre la mecedora y miro al techo, mi corazón de nuevo palpita abromadamente, parecía como se me fuera a salir, vuelvo a cerrar la caja, la dejo donde la encontré, y cierro de nuevo los ojos, pero esta vez no logro encontrar ese momento, mi cabeza no me deja, hay alguien en medio que no me deja…
Inesperadamente miles de imágenes recorren mi mente, abro los ojos y comienzo a rebuscar por todo el cuarto, aquella moneda, aquella moneda que tenía el significado escrito en aquella cajita, yo fui, yo fui quien se la regalé…Y nos dio suerte, claro que sí.
Varias horas después logro encontrarla, se encontraba en la última chaqueta que llevó puesta antes de verle marchar, ¡Está intacta!, en todos estos años la ha guardado como oro en paño… ¡Tantos momentos vividos!-¡Tantas ilusiones perdidas!, tanto…que de un instante a otro han desaparecido…
Dentro de ese cuarto encuentro también algo que no esperaba encontrar, sinceramente, hacia demasiado tiempo que no entraba ahí, él se encargaba de eso, me decía, que yo era la señora de la casa y que no tenía que molestar de realizar aquellas tareas, siempre fue demasiado considerado conmigo, y a pesar del paso del tiempo no he tenido las horas suficientes como para agradecérselo.
Tomo aquello encontrado, lo dejo en mis manos, tiene un color diferente y un olor característico, aún contiene una mancha que me hace de nuevo recordar, la pego hacia mi corazón, y mi pensamiento vuela hacia el lugar de aquello encontrado.
Es el día de mi boda, a pesar de que no fue una boda tradicional, fue la más preciosa y sencilla, aunque con un final algo inesperado, me dirijo hacia mi cuarto, me quito la ropa que visto e intento ponérmelo, a pesar del paso del tiempo, me queda igual intacto, como si hubiera sido recién estrenado, comienzo a dar vueltas por la habitación como si volara, como si estuviera en un cuento de hadas, de repente mis rodillas no aguantan eso y cesan, caigo en picado hacia el suelo, me hago daño, pero ese dolor no es comparable con lo que grita mi corazón…
Estoy tumbada sobre la alfombra, mis piernas no me responden, intento acercarme a la cama para poder levantarme, inesperadamente, mi mente vuelve de nuevo atrás, al tocar aquella colcha que lleva conmigo muchos años me ha hecho recordar las miles de noches que pasé junto a él, pero dentro de ese enorme alegría existe un oscuro lado negro, el miedo se está apoderando de mí, no puedo, no puedo más, mi corazón se está parando, mis pulsaciones son cada vez más lentas, apenas me quedan fuerzas para seguir escribiendo, el dolor es más fuerte que mi propia voluntad, su muerte, la muerte del ser amado es más fuerte que mi propia vida…
El miedo es algo que no podemos evitar pero esta vez, me está consumiendo, me tumbo en la cama con cuidado, sigo con mi vestido de novia puesto, tomo un poco de agua del vaso que reposa sobre su mesilla de noche, cierro de nuevo los ojos y viajo atrás en el tiempo, y esta vez él no está, no lo encuentro, su imagen no aparece, sus besos, sus caricias, su olor ha desaparecido, grito desesperada-¡No!-¡No!, una y otra vez, no es él, es Aitor…pero-¿qué hago?-en mi cabeza solo retumba un nombre, un nombre el cual no crea que tenga el valor de pronunciar…
Abro de nuevo los ojos, le veo a él, pero vuelvo a cerrarlos y no está, no está junto a mí, Estoy con Aitor, sus besos no son lo de él, mi corazón da un último palpito que hace que me levante de repente y me siente en la cama y ahí, lo veo frente a mí, mirándome a los ojos, como lo hizo la primera vez, no tengo habla, apenas puedo llegar a mover los brazos, estoy ahí, a escasos centímetros de él y no puedo tocarle, mi corazón se agita de nuevo, él no me habla, solo me mira fijamente, apenas pestañea, me toma de la barbilla y me da la mano, esa mano que debía que haber tomado siempre, y que a veces, en algún instante tuve bastantes dudas de tomar.
Me impulso hacia él y me traslada hacia un mundo totalmente diferente al que me hallaba, abro de nuevo los ojos y….me dice al oído…-¡Haz lo correcto princesa!-¡El miedo no viene, se tiene!
------------------------------------ 0 ------------------------------------
Coches de policía, ambulancias, sanitarios recorren la zona, ha sido una masacre, cuatro muertos, varios heridos físicamente, aunque psicológicamente se encuentran todos heridos, en una esquina de aquellos enorme jardines, un equipo de asistencia sanitaria se encuentra con ella, está mal herida, su corazón no responde, le realizan el masaje cardíaco sin obtener respuesta así que deciden tomar como última opción el desfibrilador, lo cargan a 220, pero es inútil, no responde el corazón de aquella hermosa dama, ha perdido la fuerza, el sanitario vuelve a probar pero esta vez la carga es superior contienen 300 voltios que van a irradiar al corazón, en este último hilo de esperanza, el sanitario, posa el desfibrilador en su corazón descargando la mayor carga posible, los segundos pasaron, y el corazón seguían sin latir, cerca de ella dos hombres muy preocupados, velan ese silencio, uno de ellos, apenas puede pronunciar nada, ella es su vida, su alma, sin ella, él se muere, el otro vaga desesperado sin saber que ocurre.
Inesperadamente, la joven bella vuelve en sí, abre demasiado los ojos dando una inspiración algo prolongada, se sienta en la camilla donde se encuentra y sus ojos comienzan a buscar algo…y de repente un pequeño hilo de voz pronuncia su nombre…
-¡LUCAS!-¡LUCAS!-
El hombre corre desesperadamente al lado de su esposa, le pregunta que como está, ella no dice nada, solo quiere tocarle, quiere olerle, quiere saber si es verdad lo que está ocurriendo y le aprieta fuertemente la mano mientras que ella se vuelve a recostar en la camilla, sus fuerzas están desfalleciendo de nuevo y eso no puede ser, de nuevo intenta incorporarse, su mano sigue aferrada a la de su amado, le mira de nueva con aquellos enorme ojos de color azul cielo, no es posible...¿Es real?-se pregunta.
-¡¡Lucas no te vayas!!-¡No te vayas a ir nunca!-¡Debo de hacer lo correcto!-¿recuerdas?-
-¿De qué hablas Sara?-contesta el amado algo confuso
-Tú…yo…-dijo mientras comenzaba a agitarse
-Tranquila, lo recuerdo todo
-Pero… no te vayas…por favor-dijo llorando desconsoladamente-Te amo Lucas-¡Haré lo correcto!
-Y yo a ti mi niña
-Te elijo a ti-
-Te quiero-dijo besándola suavemente en los labios.
Y en ese instante, nuestra protagonista, hizo Jaque al miedo, realizó la mejor partida de ajedrez de la historia, jugó con su propia vida, con sus sentimientos, y fue más fuerte incluso que su propio miedo, el miedo que no dejaba ver más allá de su corazón, ese miedo que por un instante se había llevado lo que más quería, su verdadero y único amor y ahí comprendió que su elección había sido la correcta y que el miedo había desaparecido para siempre.
Desde lejos podíamos vislumbrar a una pareja, donde ella recostada y algo confusa no deja de mirar a su amado, por un instante pensó que aquello vivido anteriormente había sido real, la muerte del ser amado, los recuerdos de su vida a través de su diario, estaba demasiado perdida, pero en el instante en que el amado puso el pie derecho en la ambulancia se acercó a ella y muy bajito al oído le susurró.
-¡Has hecho lo correcto princesa!-Diste e Hiciste…JAQUE AL MIEDO.
Su miedo y su confusión desaparecieron.
Tras aquella escena, las puertas de la ambulancia se cerraron y se alejaron finalizando el ciclo de aquello hermosa historia de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario