cerrar una puerta significa dejar atrás lo que hay detrás de ella. Dejar atrás todo lo que ocurrió en algún momento.
Cuando úsamos la frase cerrar la puerta, tan sólo existe otra palabra que define en lo que se convierte: RECUERDOS.
Está claro que todos recordamos, para bien o para mal; también está claro que preferimos recordar las cosas buenas y bonitas antes que las malas y feas. Por tanto, sólo recordamos aquello que nos hizo sentirnos alguien, felices, contentos, especiales, eufóricos, grandes... y un sinfín de cosas más. Recordar es revivir dentro de ti, dentro de tu cabeza, todo lo que ocurrió en un preciso momento, volver a oir esas palabras, volver a la ropa que llevábamos, el tiempo que hacía ese mismo día, el antes y el después de que ocurriera y a también a esa persona. Esa persona es la causante de todo, de hacernos sentir así y por supuesto, de que hayan vuelto esos recuerdos a nuestra cabeza, ella a hecho retornar esos instantes a nuestra cabeza, a nuestra memoria... Ver los gestos que poníamos cada uno al decir alguna tontería, las palabras exactas, el lugar donde ocurrió, el coche, la habitación, el parque, el cine, el bar, un baño o incluso una simple calle... Hemos de recordar porque tenemos memoria, cabeza, corazón, sentimientos... podemos llorar, reir, cantar, bailar, jugar, beber, follar, hablar, o simplemente mirar a esa persona y darte cuenta de que es por esa persona nada más... todo lo que en ese mismo momento estás haciendo
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