Nuestra canción suena y suena en mi mente, los recuerdos caen y caen desbordando mis ojos, resbalando por mis mejillas. Las risas, los besos, el tacto, todo se ha ido despacio y sin sentirlo, como cuando jugueteas con un pelo entre tus dedos y poco a poco se va desenroscando. Ni una llamada, ni un mensaje. Nada queda ya de tí.
Me bastaba con verle feliz, aposté por ella y por él [...] No entendía como se había metido tan dentro sin ni siquiera haber rozado su piel
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